miércoles, 27 de mayo de 2009

Una ayudita, por el amor de Dios.


Te acomodas la cruz en la espalda y sales sin mas a correr por las calles, todo el que te mira dice: ¡Ahí va un cristiano! Claro, si llevas todos los signos:
La corbata gris.
La biblia bajo el brazo.
La beata sonrisa idiota.
Hasta la peinadita engominada.
Subes al transporte y te sientas, no pescas nada; porque vas a a la iglesia. Asi que la abuela que molesta con el bolso y la embarazada pasan a segundo plano.
Al llegar, te bajas.
Tu corazón henchido de emoción, escucha los sones desde lejos y no te dejan ver al mendigo que te pide algo para comer.
No hay rezos, ni oraciones por ellos.
Alguien necesita una ayudita, por el amor de Dios.

Santiago 2:18

3 comentarios:

Noctámbulo Desesperado dijo...

Genial, buen punto de vista

felipe.varas dijo...

tienes razón

Carolina dijo...

Es absolutamente cierto....
nada mas que decir, aun participando de la iglesia,
siento que nos falta más acción que corazón